Odio que la gente crea que puedo con todo, que todo me sale bien. Odio que piensen que no necesito hacer un esfuerzo para conseguir lo que quiero. Quizás es verdad que a veces he tenido suerte, y que mis esfuerzos no son como los de los demás pero las cosas cuestan trabajo. A mí y a todos. Nadie acierta en todo por inspiración divina (o cómo lo quieras llamar), nadie consigue lo que se propone sin hacer nada por ello. Yo tampoco. Para nada. De verdad que no me gusta que piensen que se me da todo bien y que si lo intento me sale. De todos modos, siendo sincera, aprecio eso. Sé que lo hacen con buena intención pero no es verdad. Hay millones de cosas que se me dan mal, fatal, y ni siquiera se puede decir que destaque en las que se supone que se me dan bien. No me sale todo bien, me equivoco, muchísimo. Pero no me gusta admitir que no puedo conseguir algo. Lo intento y lo vuelvo a intentar hasta que ya no puedo más, hasta que no quede una sola persona que pueda decir que no soy capaz. Supongo que esto es lo que confunde a la gente, pero, no soy perfecta. No lo soy, ni lo seré nunca. La buena noticia es que yo ya lo he asumido. Ahora solo queda que lo asuman los demás.