Nada es fácil, nunca se pueden sacar conclusiones rápidas y ciertas. Nada es simple o complicado. Nada es blanco o negro. Nadie es malo o bueno.
Solo Gris.
El mundo es gris, solo que unos parecen más claros y otros más oscuros, pero en el fondo todos somos grises. Una mezcla, un punto medio que a veces se mueve y nos engaña. Un juego de luces que puede confundirnos. El gris es un color poderoso, significa tantas cosas... Es simple, apagado, insulso para algunos e incluso parece fácil. Pero no, es complicado. Es vulnerabilidad, el punto medio que somos, entre el blanco limpio y el negro, el color intermedio que recuerda que somos mezclas. Que somos iguales. Que no somos limpios, perfectamente blanqueados de bien. Ni negros, tan oscuros como la misma oscuridad.
En fin, todo son contrastes, ¿no? Luz y oscuridad. Bien y mal. Blanco y negro.
No. El gris nos define mejor. Distintos grises pero al fin y al cabo gris, simplemente. En medio. Con bien y mal, dependiendo del momento, dependiendo de las acciones y elecciones. Solo somos eso. Nada más. Simples y complicados, iguales y contrarios. Grises.