martes, 25 de febrero de 2014
¿Puedes dejar de hablar un momento? No pido tanto.
A la gente le gusta hablar, sí. Hablan por hablar. Por el simple placer de oír su propia voz. Interrumpen a los demás porque, por supuesto, lo que están contando ellos es unas cien veces más interesante que lo que intenta explicar el de al lado. Además, si no van a cambiar de opinión diga lo que diga cualquier otra persona, ¿para qué escuchar nada si lo que por un oído entra, por el otro sale? Tampoco es que les sobre el tiempo, ¿no? ¿Pararse a oír otras opiniones? ¡Qué locura, por favor! Si apenas hay tiempo para decir todo lo que les gustaría decir, ¿quién lo sacrificaría por las palabras de otro? Y si encima lo que les intentan contar son problemas con los que necesitan ayuda... Va a ser que no. Mejor, siguen hablando.
Este mundo a veces parece silencioso, pero en el fondo, si es que hay una cosa, es ruido. Ruido, ruido y más ruido. ¿Palabras sensatas? Pocas. ¿Gente que las escuche? Menos aún.
miércoles, 5 de febrero de 2014
32850 Días.
Saluda. Siéntate. Escribe. Sube. Atiende. Corre. Salta. Baja. Apunta. Vete. Vuelve. Escucha. Suelta. Levanta. Corrige. Calla. Espera. Pasa. Escoge. Muévete. Habla. Despierta. Recoge. Piensa. No, mejor no pienses. Obedece. Repite. Olvida. Entra. Recuerda. Aguanta. Pide. Ajusta. Calcula. ¡Qué pienses! Camina. Coloca. Estudia. No te equivoques. Ordena. Compite. No salgas. No adelantes. No hables. Respira. Sí, pero no demasiado. Comparte. Guarda. Gasta. Explica. ¿Puedes hacerlo más rápido? Claro. Corre. Acaba. Que tenemos que volver a empezar.
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